En los últimos días en mi país se desato una polémica, tan
cierta como a la vez ridícula. Para quien no conoce mi país (Argentina) está
rodeada de estados, dentro de los cuales esta Uruguay, Brasil, Paraguay, Bolivia
y chile, mi país esta colmado de grandes desaciertos y virtudes, entre sus
aciertos brinda salud gratuita a todo el mundo que reside o visita nuestro país, esto también ocurre
con la educación.
Y si bien esto pudiera asombrar a muchos así es, pero hace
apenas unos días el ministro de salud de una provincia limítrofe impulso sin más,
la iniciativa de cobrar arancel a todos los que no son nacionales, a él se sumo
nuestro presidente, y todo aquel que se sintiera afectado con dicha situación.
Esta demás decir que tanto ministro, como otros funcionarios
abordaron el tema con una profunda inmadurez intelectual, y sin el menor miedo
se ser considerados “brutos”.
Detallemos el asunto para ponerlos en tema, muchos
extranjeros cruzan nuestras fronteras a fin de tratarse medicamente, y esto
conlleva una erogación (según muchos elevada), estos extranjeros vuelven a su país
de residencia una vez atravesado sus dolencias.
Pero analicemos desde distintas aristas si esto está bien o
mal, los extranjeros al igual que nosotros pagan sus productos con sus
respectivos impuestos, y estos se distribuyen en las distintas áreas, salud, educación,
y seguridad. Entonces no estarían pagando por el servicio de salud que estarían
buscando al cruzar la frontera.
Los extranjeros como ocurre en todo el mundo trabajan en condiciones paupérrimas, se les pagan bajos
sueldo y como si estos males fueran pocos, se los denigra socialmente y
culturalmente. Pero tampoco podemos desconocer que sus labores fueron dejadas
de lado por muchos Argentinos, como ser la construcción (Bolivianos y
Paraguayos), comercio (verdulerías, Bolivianos) y todas estas nacionalidades también
ocupan, como dicen las Señoras de bien, el empleo domestico.
Los principales detractores de estas medidas, en más o en
menos, fomentan el empleo de todas estas actividades en las condiciones antes detalladas,
y se olvidan de algo fundamental, los extranjeros al igual que los argentinos
somos portadores del derecho a la salud.
Entre la ira y lo risueño escuche mil barbaridades justificando
estas medidas restrictivas, algunas ocurrentes, otras con un matiz racista
descomunal. Pero vayamos a lo legal; mi fuerte, al fin de cuentas mi profesión de
abogado lo amerita y no creo que alguien tenga la osadía de desacreditar mis
dichos… y vayamos a nuestra constitución nacional su artículo 20, esto nos
dice:
“Artículo 20.- Los
extranjeros gozan en el territorio de la Nación de todos los derechos civiles del ciudadano; pueden ejercer su
industria, comercio y profesión; poseer bienes raíces, comprarlos y
enajenarlos; navegar los ríos y costas; ejercer libremente su culto; testar y
casarse conforme a las leyes. No están
obligados a admitir la ciudadanía, ni
a pagar contribuciones forzosas extraordinarias. Obtienen nacionalización
residiendo dos años continuos en la Nación; pero la autoridad puede acortar
este término a favor del que lo solicite, alegando y probando servicios a la
República.
¿Ahora es necesario continuar con tan descabellada estupidez,
es necesario decirle a la gente que la condición fundamental de opinar es
ilustrarse y acogerse al derecho?, ¿es justo tener a funcionarios de muy alto
nivel decidiendo cuestiones ajenas a derecho y cordura?.
Todos los temas merecen ser tratados con la mayor sensatez, mas
aun cuando estos son delicados, aquí la libre opinión no existe, si no está
cimentada en conocimiento y cultura, fuera de esto, estamos en pleno estado de
barbarie.
El artículo no tiene como fin generar más polémica, ni discusiones,
sino simplemente ver como de una u otra forma nos llevan de las narices hacia
una confrontación inevitable y fomento de otras ligadas a los mismos temas.
El ser libre implica, madures y formación…
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