lunes, 15 de diciembre de 2014

Tiempo


Desde hace tiempo que vengo pensando en este tema, y el tiempo en si no es un problema, tal como muchos lo manifiesta, aunque a rigor de verdad si era para mí un real problema.
Cada cual con su historia dará un matiz diferente, pero ¿cuál es el real motivo de tenerlo tan presente?. Mucha gente disfruta de sus cosas y no tiene presente el tema del tiempo. Esa gente disfruta al máximo, y de hecho se los ve felices y armoniosos.
Los que si tienen presente el tiempo normalmente el mal humor lo llevan a flor de piel. Sus mentes los torturan al punto de no poder disfrutar las pequeñas cosas de la vida. Recuerdo una charla con Juaco un hombre mayor que recomendaba madrugar para disfrutar más el día, quienes tenían dos tercios menos de edad no comprendieron nada, y solo se mofaron de él. Sin embargo el todas las mañanas atendía su florido jardín, leía el diario, y sin ser un experto en muchos temas, el podía tratarlos con altura. Juaco murió de una enfermedad terminal, pero no dejo temas pendientes que tratar.
Karina mi bella tripulante de trillizos es otro ejemplo, muchos le pregunta como hizo para conocer en profundidad tantos temas, tantas disciplinas, como hace para tener tanta pasión por las cosas. Ella solo disfruta lo que hace.
Mucha gente enmascara el problema al trabajo, al dinero, al ritmo de la sociedad de hoy, y que siempre habrá tiempo para realizar las cosas, pero el tiempo se acaba y nada de eso tiene que ver con el tiempo.  Todo es como hacer germinar una semilla, las cosas hay que hacerlas independientemente de las escusas o justificaciones que demos. Aquí pongo un ejemplo, hace poco tiempo decidí practicar windsurf, tan solo por disfrutar el día y practicar algo que nunca había hecho, sin embargo no faltaron quienes hayan dicho que caer al agua mil veces no valía la pena, y que a mis cuarenta años era un esfuerzo que no lo valía. Yo disfrute esa tarde a pesar de caer mil veces al agua. Ya sé que es agradable la práctica, pero prefiero navegar en velero, así que esa tarde me marco una diferencia que antes no tenía.
Desde que decidí vender el auto, pude ganar placeres, ya no reniego por el tráfico, puedo leer en el trayecto al trabajo, y por sobre todas las cosas me ahorro dinero (si es que la escusa o justificación vale).
Lo central del tiempo es que es una ilusión, que cada cual debe resolver a su particular modo. Nadie puede prejuzgar sin haberlo hecho ya que seguro algún beneficio obtendrá.
Cada cual tendrá su historia, y de ella saldrán los resultados finales. En esto y en todas las cosas no hay una verdad absoluta, y no todas aplican para todo el mundo, pero recuerden que si no nos adentramos en este tema, solo hay cosas que perder.
El punto de inflexión se da cuando el problema nos pasa por encima, nos enferma, nos hacen privar de lo más elemental, y no se trata de perder, como lo llamo yo, sino de ganar.
Ud. puede meditar en el colectivo, Ud. con diez minutos al día tener una pequeña huerta en el balcón, Ud. puede disfrutar de navegar (aun sin embarcación), puede acceder a audios libros (si es que no tiene suficiente tiempo de lectura), puede tener sexo durante la mañana, tarde, o noche (no hay horario para eso), Ud. puede hacer lo que realmente quiera, el único problema es querer hacerlo.
El tiempo como ya dije es tan solo una ilusión, así que ahora les dejo un corto cuento que me llevo a escribir. Espero que disfruten y reflexionen, solo Uds. pueden dar fin a este problema.

¿Cuánto vale tu tiempo?

La noche había caído ya; sin embargo, un pequeño hacía grandes esfuerzos por no quedarse dormido. El motivo bien valía la pena; estaba esperando a su papá.

Los traviesos ojos iban cayendo pesadamente cuando se abrió la puerta. El niño se incorporó como impulsado por un resorte y soltó la pregunta que lo tenía tan inquieto:

— Papá ¿cuánto ganas por hora?... — dijo con ojos muy abiertos.

Su padre entre molesto y cansado, fue tan tajante en su respuesta:

— Mira hijo, eso ni siquiera tu madre lo sabe, no me molestes y vete a dormir que ya es tarde.

— Si papa, pero por favor solo dime, ¿cuánto te pagan por una hora de trabajo?
  reiteró suplicante el niño.


Contrariado, el padre apenas abrió la boca para decir:

— Diez euros.

— Oye papá, ¿Me podrías prestar dos euros? — preguntó el pequeño.

El padre se enfureció y tomó al pequeño del brazo y en tono brusco le dijo:

— Así que por eso quieres saber cuanto gano ¿no?, vete a dormir y no sigas fastidiando chico aprovechado...

El niño se alejó tímidamente, al meditar lo sucedido el padre comenzó a sentirse culpable.

— Tal vez necesita algo — pensó, y queriendo descargar su conciencia se asomó al cuarto de su hijo. Con voz suave le preguntó: — ¿Duermes hijo?

— Dime papá, respondió entre sueños.

— Aquí tienes el dinero que me pediste.

— Gracias papá, — susurró el niño mientras metía su manita debajo de la almohada de donde sacó varias monedas —. ¡¡Ya completé!! — gritó jubiloso — "tengo diez euros". Papá, ¿me podrías vender una hora de tu tiempo?


http://bauldecuentosdelaguila.blogspot.com.ar/2013/11/cuanto-vale-tu-tiempo.html

viernes, 28 de noviembre de 2014

Tuareg, el Guerrero del Desierto

Película basada en el libro de Alberto Vazquez-Figueroa que narra la resistencia de un hijo del desierto que encuentra quebrada su tradición ancestral. 
Año de realización 1984




.http://youtu.be/GaPoWDKrXXc?list=UUgrG_TPxGmQsMN0p3tYGc3w

martes, 25 de noviembre de 2014

Esenios.

¿Quiénes eran los Esenios?                              
http://www.lailuminacion.com/
Desde el descubrimiento arqueológico de los Rollos del Mar Muerto en 1946, la palabra "esenio" ha dado la vuelta al mundo, haciendo surgir con frecuencia muchas preguntas. Muchas personas se han mostrado asombradas al descubrir que hace dos mil años, una fraternidad de hombres y mujeres santos vivían juntos en una comunidad y portaban las semillas de la cristiandad y la futura civilización occidental.
Esta hermandad --que era más o menos perseguida y mantenida en el ostracismo-- daría personas que cambiarían la faz del mundo y el curso de la historia. Sin duda, casi todos los principales fundadores de lo que luego se denominó la cristiandad fueron esenios: Ana, José y María, Juan el Bautista, Jesús, Juan el Evangelista, etc.
Los esenios se consideraban separados a sí mismos, no por causas externas, como el color de la piel, el pelo, etc., sino porque la iluminación de su vida interna y su conocimiento de los ocultos misterios de la naturaleza eran desconocidos para otros hombres. También se consideraban un grupo en el centro de todos, porque cualquiera podía formar parte de su Fraternidad tan pronto pasaran con éxito las pruebas selectivas.
Ellos pensaban, con muy buenas razones para ello, que eran herederos de los antiguos hijos e hijas de Dios, herederos de su antigua y gran civilización. Poseían avanzados conocimientos y trabajaban arduamente en secreto por el triunfo de la luz sobre las tinieblas en la mente humana.
Sentían que les había sido confiada una misión, que eventualmente sería la fundación del cristianismo y la civilización occidental, y estaban apoyados en este esfuerzo por seres altamente evolucionados que dirigían la fraternidad. Eran verdaderos santos, Maestros de sabiduría, hierofantes de las antiguas artes maestras.
Los esenios no se limitaban a una sola religión, sino que estudiaban todas para poder extraer de ellas los grandes principios científicos. Consideraban que cada religión era un estado diferente de una misma manifestación. Le daban gran importancia a las enseñanzas de los antiguos caldeos, de Zoroastro, de Hermes Trismegistos, a las secretas instrucciones de Moisés y de uno de los fundadores de su orden, que había trasmitido técnicas similares a las del budismo, así como a las revelaciones de Enoc.
Poseían la ciencia viviente de estas revelaciones y, de este modo, sabían cómo comunicarse con los seres angélicos y habían resuelto la pregunta del origen del mal en la tierra.
Una de sus más grandes preocupaciones era protegerse de cualquier contacto con espíritus del mal, para poder preservar la pureza de sus almas. Sabían que estarían en la tierra durante un corto período de tiempo y no querían prostituir sus almas eternas. Fue esta actitud, esta estricta disciplina, esta absoluta negativa a mentir o a comprometerse, lo que les hizo objeto de muchísimas persecuciones a través del tiempo.
Los esenios se consideraban guardianes de las Divinas Enseñanzas. Poseían un gran número de manuscritos muy antiguos, algunos de los cuales databan del inicio de los tiempos.Una gran parte de los miembros de la Escuela pasaban el tiempo descifrando sus códigos, traduciéndolos a varias lenguas, reproduciéndolos para perpetuar y preservar este avanzado conocimiento, y consideraban este trabajo como una tarea sagrada.
Los esenios consideraban su Fraternidad, compuesta de hombres y mujeres, como la presencia en la tierra de las enseñanzas de los hijos y las hijas de Dios. Ellos eran la luz que brilla en las tinieblas, que invita a la oscuridad a convertirse en luz. Así, para ellos, cuando un candidato solicitaba ser admitido en la Escuela, ello significaba que dentro de él se había puesto en marcha un completo proceso del despertar del alma. Un alma así, estaba lista para ascender las escaleras del sagrado templo de la humanidad.
Los esenios sabían diferenciar entre las almas que aún estaban dormidas, las que estaban sólo medio despiertas, y las despiertas. Su tarea era ayudar, consolar y aliviar a las almas dormidas, tratar de despertar a las que estaban a medias, y dar la bienvenida y guiar a las almas despiertas. Sólo las almas que se consideraban despiertas podrían recibir la iniciación en los misterios de la Fraternidad esenia, integrada por hombres y mujeres. Entonces comenzaba para ellos el sendero de evolución, que ya no se detiene más a través del ciclo de sus encarnaciones.
Todos conocían a "los hermanos y hermanas vestidos de blanco". Los hebreos los llamaban"La Escuela de los Profetas"; para los egipcios, ellos eran "los Sanadores, los Médicos". Tenían propiedades en casi todas las grandes ciudades, y en Jerusalén había incluso una puerta que llevaba su nombre: La Puerta de los Esenios.
A pesar de algunos temores y bromas, debido principalmente al rechazo a aquello que se desconoce, las personas sentían en general respeto y estimación por los esenios, por su honestidad, su pacifismo, su bondad, su discreción, y su talento como sanadores, dedicados tanto a los pobres como a los ricos. Las gentes sabían que muchos grandes profetas hebreos provenían del linaje de la Escuela esenia.
Es más, aún cuando la Fraternidad era muy estricta sobre las leyes secretas en relación con su doctrina interna, cultivaban muchos puntos de contacto con las personas, principalmente a través de los sitios donde daban alojamiento a peregrinos de todo horizonte, proporcionado ayuda en los períodos difíciles, y especialmente a través de la sanación de los enfermos.Estos sitios donde se impartían las enseñanzas básicas y se practicaba la sanación estaban localizados en lugares que tuvieran acceso público para que todas las personas pudieran acudir.
La Forma de Vida Esenia
La vida de los esenios estaba perfectamente organizada como jerarquía. Algunos de ellos vivían en villas rodeadas por una pared baja, completamente separados de las ciudades, en medio de la naturaleza. Su vida era simple, austera y piadosa, y transcurría entre el ritmo de las estaciones, los días de celebración y los visitantes. Otros vivían en las ciudades, en grandes edificios que pertenecían a la Comunidad y que les servían al mismo tiempo como vivienda, albergue y hospital.
Sin duda, dedicaban su tiempo y sus actividades a sanar a los enfermos y a dar hospitalidad a los extranjeros que pasaban por el lugar. Algunos recorrían los caminos, circulando las noticias y llevando las informaciones a todos los centros en cada país. Fue así como el Maestro Jesús pudo llegar a otros por el mundo, beneficiándose de tan detallada organización, que funcionaba a la perfección.
También estaban los que residían en la escuela-monasterio, situada en lugares escogidos según el conocimiento de la tierra de la luz, y de las puertas que existen entre ésta y la tierra como la conocemos. Los esenios que vivían en estos "templos" eran casi siempre célibes.
Cuando un individuo de fuera de la orden pedía ser admitido a ésta --después de la verificación de ciertas aptitudes para la vida interna-- el candidato tenía que practicar una especie de meditación. En completa calma, examinaba su vida pasada con toda claridad, para poder hacer un recuento objetivo de la sabiduría adquirida. Tenía que discernir entre los impulsos que había recibido del "cielo" y los de "su ángel" durante su infancia y a través de su vida, y observar la forma en que había respondido. ¿Trató de alejarse de ellos o se mantuvo fiel?
Mediante ese análisis, se forjaba un nueva relación con el mundo superior del espíritu en libertad, y el candidato era llevado a conocer sus propios errores --la causa de todo su sufrimiento. De esta forma, podía efectuar cambios dentro de sí, tomar el control de su vida, hacerse responsable en el sentido iniciático de la palabra, y prepararse en forma efectiva y con plena conciencia para entrar en la Comunidad de la Luz. Así entraba al mundo sagrado del sendero real.
Después de su iniciación, que lo convertía por completo en un Hermano (o Hermana) de la Comunidad, el recién llegado recibía, junto con sus blancas ropas de lino, una misión que debía desempeñar durante su vida. La misión tenía un propósito, una orientación que nunca debería abandonarle y que era una forma de unirlo a Dios y hacerlo útil para la tierra y para la humanidad. Nunca debería separarse del hilo conductor de esa misión. Esto era lo que le daba un significado positivo a su pasaje en la tierra y lo convertía en un verdadero ser humano. Para la Escuela, ser hombre era llevar dentro de sí una hermosa luz --para ofrecerla a la tierra, a sus habitantes, y a sí mismo.
Las ropas blancas eran la materialización del poder del bautismo y de la pureza del alma, que lo protegerían de las muchas contradicciones del mundo. El cayado o bastón, que también recibía en esta ocasión, simbolizaba el conocimiento de las leyes secretas de la vida y su capacidad para utilizarlas armoniosamente por el logro exitoso de su tarea.
También se requería que tomara el juramento de respetar la tierra como ser viviente, sagrado e inteligente. Para mantenerse en contacto con ella, para honrarla y participar en su sana evolución, debía tener sus pies en contacto con la tierra --y algunas veces, incluso su cuerpo entero. Por eso los esenios frecuentemente andaban descalzos. Había que tener por lo menos 21 años para poder recibir esta iniciación.
El conocimiento viviente de las leyes de la reencarnación (las leyes de la evolución y la compasión) y las leyes del destino (las leyes de causa y efecto) permitían a los hierofantes escoger la misión que correspondía exactamente al trabajo que cada alma que venía a la tierra tenía que desempeñar.
Para cumplir esta misión en particular, el Hermano (o Hermana) con frecuencia tenía que enfrentarse a sí mismo, tenía que interrogarse, y que buscar la asistencia del Espíritu Santo. Se le daban técnicas para ayudarlo. Por ejemplo, tenía que examinarse a sí mismo y observarse con mucha frecuencia. Periódicamente, tenía que revisar su vida --observar la forma en que ésta transcurría ante sí, imagen por imagen, como las páginas de un libro: "¿Era lo que veía en este libro digno de ser incluido en el Gran Libro de la Vida?" Cada pensamiento, cada sentimiento, cada acto, y también sus motivaciones, tenían que estar claramente delineados "en blanco y negro".
Entonces, tenía que determinar si la idea de la misión, el más elevado ideal, había sido la fuente. Los Maestros Esenios conocían por experiencia cuán pronto uno puede desviarse del sendero de la luz y perderse, incapaz de encontrar el camino de nuevo.
La tarea del neófito era simplificar todo dentro de sí para convertirse en uno con su ideal. Si este ideal solamente brillaba en forma intermitente, como si quisiera llamarlo al orden, entonces eso no era una buena señal. Había algún problema albergándose dentro de él, y de inmediato tenía que esclarecer su vida para poder mantener vivo y puro su vínculo con el Altísimo, el sol de su alma. Para él, ésta era la fuente de toda sanación, de todo el auténtico poder sanador.
La necesidad de purificarse constantemente --lavándose los pies, las manos y el cuerpo-- era muy importante para los Hermanos y Hermanas. Ellos se purificaban física y espiritualmente antes de entrar a la casa de alguien, al comenzar el día, y antes de cenar, o de orar. También lavaban a otros los pies en señal de amistad, y cultivaban la idea de que tenían que cuidarse los unos a los otros, como mismo el Padre de todos cuidaba de ellos. También se bendecían unos a otros imponiendo las manos sobre la cabeza, para poder siempre estar unidos en la luz y reforzar el amor que fluía entre ellos.
Poseían una avanzada ciencia al hablar y podían curar ciertas enfermedades mediante la entonación de sonidos. Desde la infancia, aprendían a hablar en tono suave y a controlar sus palabras.
Los Principios Esenios y las Reglas de Vida
Las reglas de vida y la estricta disciplina que éstas implicaban no constituían un freno para los esenios, sino una libre aceptación de un medio de forjar el carácter y desarrollar la parte más elevada del ser. Su fundamento en la sabiduría era de todos reconocido por su propia inteligencia. No había árbitro alguno reinando en la Escuela Fraternal.
Los esenios recibían muchas enseñanzas de la antigua sabiduría universal, la cual llevaron a sí mismos como una forma de servicio sagrado a la humanidad. Estaban conscientes de que la mayor parte de esta sabiduría era para una humanidad futura, y pensaban que los grandes Maestros que vendrían en el futuro podrían utilizar su trabajo. Ellos creían que sin ellos --los Maestros--, los benefactores no podrían ayudar a los seres humanos, y las personas se hundirían por tanto en la oscuridad de la ignorancia y la depravación, y eventualmente se destruirían unos a otros mediante cruentas guerras y otras atrocidades innombrables.
Esta forma viva de las Enseñanzas de la Luz se daban en grupos durante las ceremonias, a través de cantos, danzas y movimientos, o incluso mientras trabajaban en los campos o en los viñedos, o realizaban cualquier otro trabajo manual o de construcción. También tenían lugar a través del trabajo individual, cuando estaban solos dentro de tu propio templo personal.
A todo esenio se le exigía el respeto a la privacidad de los demás --su soledad, su intimidad y sus vidas privadas. La soledad era considerada sagrada, porque cuando uno está solo consigo mismo se encuentra ante la presencia de Dios, del Sublime, de la Fuente.
La vida de una pareja también se consideraba sagrada, como la vida comunitaria. Estos eran los tres grados: la vida privada, correspondía al interior del templo; la vida interna, a la pareja; y la vida externa, a la comunidad. El discípulo tenía que observarse cuidadosamente en estos tres niveles de vida y mantenerse honesto, moralmente recto, puro, y auténtico en los tres.
Había una regla que prohibía revelar las Enseñanzas a personas que no estuvieran preparadas para recibirlas. La ley del silencio y el discernimiento se imponía de manera estricta. Así, un esenio nunca trataba de convertir a otra persona a sus creencias.
"No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, se vuelvan y os despedacen." Mateo, 7:6
Los esenios practicaban regularmente la hospitalidad, y tenían edificaciones especialmente construidas para este propósito. La forma en que sanaban a los enfermos dentro de estos edificios es el origen de la existencia de nuestros hospitales modernos.
A través de ellos, la hospitalidad tuvo un gran alcance, porque ellos aprendían desde muy jóvenes a ver la parte divina de cada persona. Así, era Dios quien los visitaba como si fuera otro individuo y ellos tenían que comprender lo que Él quería decirles o lo que deseaba de ellos. De esta forma, estaban siguiendo las enseñanzas de Tobías y Abraham, quienes ofreciendo hospitalidad a los hombres, habían estado en realidad recibiendo a ángeles.
Cuidando del individuo, ellos cuidaban del Ser de Seres que estaba en ellos. Ese es el profundo significado de toda verdadera medicina y de cada proceso terapéutico.
El cuerpo y la persona eran, para los esenios, la vestidura del Espíritu Universal. Por lo tanto, no lo desdeñaban ni tampoco ignoraban al Espíritu Divino. Sin el Espíritu Divino no había verdadera hospitalidad. Por eso, en nuestro tiempo, el dinero ha reemplazado la visión del Supremo.
Los Hermanos y Hermanas de la túnica blanca, como se les llamaba por entonces, también practicaban mucho los actos humanitarios, ayudando a los pobres y a los desamparados. Un gran número de esenios en los círculos externos de la orden reencarnaron y se convirtieron en la fuente de todas las grandes organizaciones humanitarias modernas.Por supuesto que esto escapó a su control y se perdió, porque la orden sagrada iniciática ya no estaba allí para apoyarlos. Sin iniciación, la salvación no sería posible y ninguna ayuda sería efectiva, porque el bien se transformaría en mal, y viceversa.
Los esenios reconocían la igualdad de los sexos y concedían a las mujeres, en el mayor secreto, el lugar que les correspondía por derecho. Así, las mujeres podían participar en todas las actividades espirituales.
Los esenios estudiaban enseñanzas esotéricas andróginas, que les proporcionaban una percepción del alma más allá del concepto dual de los sexos. Sus blancas ropas de lino eran un símbolo de esta visión de la unidad del alma.
La Escuela condenaba fuertemente la esclavitud y todas las formas de servidumbre. Ningún esenio podía tener un sirviente, eso era un pecado. También lo era el trabajar únicamente para hacer dinero, porque al final, eso se convierte igualmente en una forma de esclavitud. La esclavitud y la servidumbre eran, para ellos, cosas relacionadas con la existencia de entidades oscuras y demoníacas, pertenecían a los que ellos denominaban el mundo de la ira divina.
Cualquier hombre (o mujer) que se afiliara a la comunidad tenía que liberar a sus esclavos y abstenerse de comer carne. Para ellos, la esclavitud también estaba vinculada a ser carnívoro, porque aquél que no puede dejar de comer carne animal y de beber sangre, no puede controlar las pasiones de su naturaleza animal y, por lo tanto, no puede pensar con claridad. Está reducido a la esclavitud por su propia naturaleza.
Jesús y los Esenios
El Maestro Jesús era un hombre sencillo que caminaba por las calles en medio de multitudes con quienes conversaba directamente, y vivía en compañía de sus pocos discípulos. Claro que había una bondad, una pureza, una realeza que emanaban de Él, pero en nada se asemejaba a ese"Maestro elevado e inaccesible" que todas las iglesias han fabricado por completo.
El Maestro Jesús era completamente accesible, sencillo aunque imponente, y eso era lo que complacía a la muchedumbre. Cuando estaba en un pueblo, las personas conocían sus hábitos y lo esperaban en los sitios donde con frecuencia enseñaba en forma de parábolas, historias y discusiones con quienes se acercaban a hacerle preguntas, o quienes trataban de confundirlo.Todos podían acercársele y participar en sus conversaciones, y cualquiera podía hablar.
El Maestro les ofrecía una enseñanza velada y no revelaba todos sus pensamientos. Los que se mostraban interesados luego de conocerlo por la primera vez, podían seguirlo y convertirse en uno de sus seguidores. Podían ser discípulos sin abandonar su familia ni su trabajo.
Después el Maestro les daba otras enseñanzas -- más profundas, más prácticas, más directas--, y les explicaba el significado de las parábolas.
Uno de los peldaños más altos para entrar al círculo de discípulos era arrepentirse de las faltas cometidas y recibir el bautismo de Juan. Eran los más cercanos discípulos del Maestro, los doce apóstoles, quienes bautizaban a los aspirantes que entraban a un nivel más alto dentro del sendero.
Cuando el candidato recibía el bautismo, entraba a un círculo interno más restringido y a una escuela secreta. Dentro de este círculo, el Maestro trasmitía una profunda enseñanza iniciática, así como otros métodos de instrucción más precisos. Decía que estaba trabajando por el futuro de la humanidad utilizando como mediadores a los discípulos que estaban preparados. Los discípulos de esta escuela secreta incluían a hombres y mujeres, aunque la mayor parte de ellos eran hombres debido a las costumbres de la época. La disciplina era estricta, como en todas las comunidades esenias, pero la presencia del Maestro significaba que el regocijo, la alegría y el amor circulaban abundantemente de alma a alma. Los estudiantes tenían que hacer muchos ejercicios y trabajar sobre sí mismos, sobre sus propios asuntos, según las instrucciones que se les daban.
El Maestro les decía que cuando un grupo de personas se reúne libremente en torno a una idea divina y todos comienzan a trabajar sobre sí mismos en la dirección de esta idea, entonces, si hay suficientes, ellos llevan dentro de sí mismos a la humanidad toda y pueden hacerla evolucionar. De su trabajo emana una fuerza y una comunión espiritual, que es como un sol en el alma de la tierra y de la humanidad. Este sol, a su vez, obra a través del tiempo para atraer la idea divina y darle vida en la realidad terrena.
El Maestro dio instrucciones muy precisas sobre este trabajo, y durante algunas bellas ceremonias comunales -- un ejemplo muy notable es el lavatorio de pies --, dejó en claro que cada uno de ellos estaba convirtiéndose en uno con el Cristo, que cada uno de ellos se estaba convirtiendo en una parte del Cristo en la tierra, y que la encarnación final de Cristo dentro de todos los seres humanos dependía del trabajo que hiciera cada uno de ellos.
El Maestro también trasmitió cantos, sonidos, palabras, danzas y movimientos que había que ejecutar en un estado mental particular y con gran pureza interior, para producir ciertos efectos dentro de uno mismo y dentro del alma de la tierra. Enseñó que, de esta forma, ciertos seres espirituales muy puros que residen en el alma del hombre y de la tierra podían despertarse, alimentarse y fortalecer la voluntad del Padre Celestial.
Los discípulos también tenían que tomar el voto nazareno de no volver a comer carne ni tomar bebidas fermentadas nunca más. El Maestro dijo que si alguno ingería carne o tomaba alcohol, no podía recibir su palabra. Esta disciplina era aplicable tanto en el aspecto externo de la vida, como en el interno. El Maestro enseñaba que el vegetarianismo físico tenía que complementarse con vegetarianismo psíquico, con una actitud de vida interna llena de una moralidad viviente, de un activismo pacífico, de una voluntad tenaz y serena, de una mente clara y abierta.
Como los esenios, el Maestro concedía gran importancia a la limpieza y a la pureza. La pureza que el Maestro enseñaba era menos rígida que la que predicaban los esenios. Era viviente, movida, dinámica. El Maestro Jesús era muy tolerante y abierto. Estas reglas aplicaban sólo dentro del círculo interno de su Escuela. Sus enseñanzas tenían diversos grados, según el estado de conciencia y el nivel de evolución de quien estuviera ante Él. El Maestro amaba a todos los seres y deseaba que cada uno pudiera recibir y participar de la palabra de Dios dentro de su propio nivel. Para algunos, esta palabra sonaba a reprimenda, a severidad, incluso a condena. Para otros, era de consuelo y esperanza. Y finalmente, para los discípulos preparados, abría las puertas al sagrado sendero de la iniciación del alma a los misterios eternos.
Al Maestro Jesús le gustaba que la atmosfera fuera pura, por eso antes de venir le dijo a sus discípulos que se prepararan y purificaran de pensamientos, sentimientos y deseos por medio de ejercicios rítmicos, movimientos y danzas. Utilizaban ciertas ondas humanas que tenían el poder de vivificar, purificar y mejorar la calidad de la atmósfera de un lugar.
El Maestro Jesús también era cuidadoso del lugar donde enseñaba o donde practicaba los trabajos de su Padre-Madre con sus seguidores. Así, cuando estaba en Jerusalén, enseñaba a la multitud en la plaza de los Gentiles, o en ciertos lugares en las calles de la ciudad. La gente sabía dónde encontrarlo. Con sus discípulos, le gustaba salir de la ciudad. Así, con frecuencia se reunía con los miembros del círculo interno en el jardín de las 12 palmas, cerca de Betania. Allí había un arroyo y el Maestro les había explicado ampliamente que ese lugar estaba vinculado al trabajo que sus fieles discípulos tendrían que realizar en el mundo en los siglos venideros. A todos ellos les reveló el propósito de su misión, la historia futura de la humanidad, las diferentes encarnaciones de sus discípulos, y el papel que tendrían que desempeñar en la historia como servidores del Cristo. Además, aludió al misterioso papel de Juan el Apóstol y lo comparó con Juan el Bautista, el profeta Elías, y la Hermandad Esenia.
Asimismo, cuando el Maestro Jesús estuvo entre sus discípulos, nombró al Maestro San Juan como el líder y principal responsable de esta escuela interna y secreta. Fue el Maestro San Juan quien fue puesto a cargo de esta Escuela y de asegurarse de que los ejercicios se hicieran correctamente.
Posteriormente, el Maestro San Juan continuó su tarea incluso después de la partida de Jesús. Se mantuvo fiel y abrió Escuelas Internas en muchos países europeos. Estas Escuelas continúan existiendo en secreto y se han propagado hasta nuestro tiempo, manteniendo la enseñanzas de Cristo puras, exactas, como las esenios mantuvieran puras las auténticas enseñanzas secretas de Moisés. Actualmente, parte de estas enseñanzas y sus técnicas se extienden al mundo, porque ha llegado un nuevo tiempo de sembrar la semilla y de recoger la cosecha.

sábado, 22 de noviembre de 2014

En mi país la democracia no existe


En muchos casos la discusión se torna alocada e infructuosa, cuando tomamos como punto de partida definiciones o conceptos como validos cuando en realidad no lo son, ya que esos mismos conceptos son erróneos.
Cuando se piensa en Democracia inconscientemente nuestra mente nos lleva a términos, como libertad, educación, justicia, honradez, trabajo y una infinidad de conceptos que nada tienen que ver con el concepto democracia.
Afortunadamente tengo en frente mío  a mi modesta computadora, ya que de tener a cualquier mortal seguramente la discusión ya habría comenzado.
Pero vayamos al punto, si tomamos un diccionario o recurrimos a la web y buscamos la definición de “Democracia” nos encontraríamos con Sistema político que defiende la soberanía del pueblo y el derecho del pueblo a elegir y controlar a sus gobernantes.”
La defensa de la soberanía, el derecho de elección y el control a los gobernantes, no tienen mucho que ver con lo que un pueblo desea para si mismo, cuanto mucho es un requisito mas dentro de un todo ideal.
Quienes hayan llegado hasta aquí, recordaran algún discurso político y se sentirán defraudados, otros sentirán que el titulo del articulo los llevo a un punto que no era de su interés. Lo central es saber dónde estamos parados para tomar postura.
Vayamos algunos años atrás, en la escuela nos enseñaron que la cuna de la “Democracia” fue Grecia, y de eso nadie puede discutirlo, pero como es que un país que creo a mi criterio, el sistema político menos dañino, también tuvo esclavitud. No recuerdo cuantos años yo tenía cuando me enseñaron esto, pero ya sabía que algo no estaba bien, no es que mis maestros no supieran, si creo que omitieron, olvidaron gran parte de una verdad.
De la misma manera nos enseñaron las patentes de Corso, o que más de un prócer no eran más que lo que llamaríamos hoy día “mercenarios”. Es claro y evidente, que nos falto un detalle profundo de cada definición o concepto dado.
Doy gracias a Don Enrique, mi padre, que cada vez que algunos de sus hijos preguntaba por algo el siempre nos decía con una sonrisa “agarra el diccionario”, y si el diccionario no nos daba la respuesta nos decía en que libro podríamos desasnarnos.
Recuerdo también otra persona a la que aun pasados los años y a pesar de no tener contacto, me marco también un punto saliente a tanta desinformación, “libertad de pensamiento” y “buena argumentación”, el fue un profesor odiado por muchos pero quien me dio el placer de tomar a los autores menos reconocidos con profundos pensamientos.
Pero volviendo al título de este articulo, “Porque en, en mi país no existe la Democracia”, simple, en mi país no se defiende la soberanía, y tampoco se controla a sus gobernantes. Tomen uds los ejemplos de lo que aquí digo, ejemplos o argumentaciones aquí no faltan y están al alcance de todos.

No dejen librados a los demás temas que son de nuestra incumbencia, si los engañan que les de trabajo a quien lo intenta, siempre existe la oportunidad por saber de qué se trata algo, y recuerden, de cada libro, por malo que sea siempre les abrirá el horizonte. 

viernes, 7 de noviembre de 2014

EL ENEMIGO PÚBLICO NÚMERO UNO

http://gazzettadelapocalipsis.com/2014/09/10/el-enemigo-publico-numero-uno/

El Sistema lo odia.
Es su principal enemigo y representa la principal amenaza para su existencia.
No se trata de una figura en concreto, de una ideología o de una creencia, sino más bien de un concepto, en cierto modo difuso.
Mucha gente quizás no lo crea, pero reconciliarnos con este simple concepto y otorgarle el valor que le corresponde, es el primer paso que debemos dar para cambiar el mundo que nos rodea.
Estamos hablando del concepto de individualidad en cualquiera de sus múltiples representaciones.
De hecho, si nos fijamos bien, veremos que durante siglos hemos vivido una auténtica cruzada psíquica contra la palabra “individuo” y el concepto de “individualidad”.
Y esta lucha encarnizada ha dejado señales, auténticas cicatrices en la propia lengua y en la forma de pensar de todos y cada uno de nosotros.
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PERVERSIÓN DEL LENGUAJE Y DE LOS CONCEPTOS
Así ha sido como, por ejemplo, se ha extendido la idea absolutamente errónea de que vivimos en una “sociedad individualista”.
Alguna gente repite este argumento como un loro amaestrado, afirmando que “el individualismo es la causa de las injusticias, desequilibrios y abusos que sufrimos en nuestra sociedad”
Curiosamente, este argumento se fundamenta en una perversión inconsciente del lenguaje, que consiste en la identificación de la palabra y el concepto “individualismo” con algo tan negativo como el “egoísmo”, la “insolidaridad” o la “falta de empatía” hacia los demás.
Pero, ¿cual es realmente el significado de la palabra “individualismo”?
Busquemos la definición de la RAE al respecto.
INDIVIDUALISMO: tendencia a pensar y obrar con independencia de los demás o sin sujetarse a normas generales
//tendencia filosófica que defiende la autonomía y supremacía de los derechos del individuo frente a la sociedad y el Estado
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Así pues, ¿Dónde está el egoísmo en esta definición?
¿Dónde está la falta de empatía hacia los demás?
¿Donde está la insolidaridad, la injusticia o el abuso?
¿Defender tu independencia y tu soberanía personal implica necesariamente ser egoísta y hacer daño a las demás personas?
Entonces, si es así y siguiendo el mismo hilo de razonamiento, no defender tu poder personal y tu propio criterio y renunciar sumisamente a ellos convirtiéndote en un borrego adoctrinado, te convierte en alguien “bondadoso”, ¿no?
Como podemos ver, el Sistema ha generado hábiles mecanismos lingüísticos inconscientes que nos han llevado a identificar el concepto de individualismo con algo puramente negativo y egoísta.
Un reflejo claro de la programación mental sutil a la que todos estamos sometidos.
Y no solo eso. Mediante esta programación sutil, el concepto de “individuo” se ve sometido a constantes ataques, hasta el punto de convertirlo casi en un sinónimo de “criminal”.
Solo hace falta ver el bombardeo incesante que sufrimos por TV o en el cine, a través de miles de películas y seriales televisivos centrados en psicópatas solitarios, individuos “mal programados por la sociedad”, que inmisericordes, se dedican a violar y despedazar a sus semejantes.
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¿Cuántas veces habéis visto en la ficción a un personaje aislado de la sociedad, con una forma de pensar propia y radicalmente diferente y que sea “el bueno de la película” y no sea presentado como un chiflado?
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Muy pocas, seguro.
Y este argumentario de ficción se ve reforzado por la mitología creada en el mundo real, plagada de “lobos solitarios”, “individuos obsesionados y fanatizados” que tirotean a inocentes o acaban con la vida de grandes personajes.
Martín Luther King, J.F. Kennedy, el propio Lee Harvey Oswald, Robert Kennedy, Olof Palme, John Lennon…todos ellos supuestamente asesinados por individuos enloquecidos que “actuaban por su cuenta”.
El argumento del asesino individual que actúa por cuenta propia se ha convertido en un auténtico comodín a la hora de encubrir las más oscuras conspiraciones.
Un clásico que parece que nunca pasará de moda.
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Indudablemente, los criminales solitarios y antisociales existen.
No decimos que no sea así.
¿Pero cuantos crímenes se cometen alrededor del mundo en nombre de grandes ideales, de la democracia o de las ganancias económicas, siguiendo leyes, reglas o preceptos religiosos socialmente aceptados?
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¿Las guerras y las injusticias que ha sufrido y sufre nuestro mundo tienen su raíz en individuos independientes?
¿Realmente el individualismo es el causante de tanto dolor?
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Si sumáramos el número de muertos causados por individuos que actúan por su cuenta a lo largo de toda la historia y los comparáramos con los causados en nombre de cualquier religión, patria o ideología, ¿que sucedería?
Entonces, ¿porqué el mundo de la ficción dedica tantos esfuerzos al individuo malvado, encarnado en el típico psicokiller inadaptado?
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¿QUIÉN ES ENEMIGO DE QUIÉN?
Como decimos, mucha gente repite incesantemente que la sociedad moderna es demasiado “individualista”.
Pero la realidad es precisamente la opuesta.
El gran problema de nuestra sociedad es que no está formada por individuos libres e independientes, sino por enormes cantidades de borregos sin apenas criterio ni personalidad propia.
En nuestro mundo el “individualismo” brilla por su ausencia.
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Lo que abundan son la hipocresía, el egoísmo y la insolidaridad más descarnadas, todas ellas perpetradas por auténticos ejércitos de pseudo-clones psicológicos, cada vez más difíciles de distinguir los unos de los otros.
Individualismo, como se deduce de su definición, significa independencia de acción y dominio total sobre la propia mente y la propia existencia.
Precisamente las actitudes que más ponen en peligro la pervivencia del Sistema.
No son los individuos libres los que atacan el bienestar y la armonía de la sociedad, sino la sociedad, al servicio del Sistema, la que trata de aislar y eliminar a los individuos independientes como si fueran un cuerpo extraño, por el simple hecho de comportarse de forma diferente al rebaño.
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Esencialmente es la sociedad la que es enemiga del concepto de individualidad y no al revés.
Sin embargo, el Sistema ha conseguido que un hecho tan obvio lo veamos invertido en el interior de nuestra mente, convirtiendo al agredido en agresor.
De hecho, el Sistema, realiza esta tarea de inversión de la realidad de forma sistemática, tal y como indicamos en el artículo titulado LO QUE NADIE QUIERE VER
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¿CÓMO SERÍA UNA SOCIEDAD INDIVIDUALISTA?
Pero si el mundo estuviera formado enteramente por individuos libres, independientes y librepensantes, ¿cuál sería la sociedad resultante?
Para empezar, un individuo que acepta su propio poder y su libertad de acción y pensamiento, es básicamente, alguien que siente un profundo respeto por sí mismo.
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Y alguien que siente respeto por la expresión de su propia individualidad, es alguien que EN SU INTERIOR, alberga la base psicológica necesaria para respetar la individualidad de las personas que le rodean y todas las expresiones de ésta individualidad.
Y es que el auténtico respeto por los demás, por su identidad diferenciada y por lo que son como individuos, no puede surgir de la obligación de respetarlos bajo amenaza de castigo o sanción.
El respeto es algo interior que debe sentirse a nivel profundo, porqué en el fondo es una expresión de amor.
Las leyes, las normas, la represión, el castigo o la mismísima educación basada en la repetición incesante de conceptos vacíos y buenas palabras no sirven para generar un respeto genuino por los demás.
Es algo que podemos ver constantemente a nuestro alrededor: cuando desaparecen los órganos de represión y castigo, sale a la superficie la auténtica realidad oculta. Aquí es cuando aparecen todas las expresiones de insolidaridad y abuso más salvajes entre iguales, porqué el verdadero respeto por los demás individuos jamás existió.
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Para que ese respeto tenga una base real en nuestro interior, primero debe existir el respeto absoluto por la propia individualidad y todas sus expresiones de libertad.
Pero eso es precisamente contra lo que lucha tan enconadamente el Sistema.
De lo que podemos deducir, que el propio Sistema es el máximo garante del egoísmo, la insolidaridad y la falta de empatía, pues tales actitudes son las que hacen necesaria la represión constante ejercida por el propio Sistema para mantener el equilibrio y la convivencia social.
Estamos pues, como tantas veces hemos dicho ya, ante una máquina psíquica que se retroalimenta, generando problemas a los que puede aportar sus propias “soluciones” represivas.
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LA BASE FUNDAMENTAL PARA UNA SOCIEDAD ENFERMA
Como venimos diciendo, la sociedad programa a sus miembros para que no puedan construirse una identidad individual fuerte e independiente.
No eres tú quien decide cómo eres, cómo piensas o en qué crees. Haces básicamente lo que la sociedad te ha dicho que debes hacer para no acabar aislado y acabas siendo lo que el Sistema ha decidido que seas, inculcándote sus normas y haciéndote desear, por encima de todo, que te clasifiquen en alguno de esos múltiples grupos prefabricados a los que creemos llegar a través de nuestra falsa “libertad de elección”.
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Así pues, los parámetros que utilizamos para juzgarnos a nosotros mismos siempre proceden del exterior; nunca llegamos a ser nuestros propios jueces y árbitros, siguiendo criterios y convicciones personales, sino que nos juzgamos a nosotros mismos mediante leyes inoculadas en nuestra mente por un Sistema exterior, fundamentadas en creencias, valores y anhelos que nos han sido inculcados desde pequeñitos.
Estas normas inertes acallan nuestra propia voz interior y las consecuencias finales de ello es que, entre todos, acabamos construyendo una sociedad enferma.
¿Por qué?
Porque cuando dejamos de escucharnos a nosotros mismos por encima de todo y nos rebajamos ante normas externas impuestas, negamos el valor que tenemos como individuos, ninguneamos nuestra voz interior y nuestro propio criterio y por lo tanto, nos faltamos al respeto a nosotros mismos, algo que al final acabamos percibiendo de forma inconsciente.
Por esa razón, la mayoría de personas no pueden soportar ver antes sus ojos a un individuo libre y bien diferenciado, porque es un espejo que refleja nítidamente la falta de respeto que sienten por sí mismos.
Ahí es cuando todos los miembros de la sociedad lo atacan, utilizando como arma de agresión los parámetros sociales a los que ellos mismos han sometido toda expresión de su propia individualidad, actuando de esa manera, como anticuerpos del Sistema, que eliminan al “diferente” que lo pone en peligro.
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Y las consecuencias de ello son terribles.
Porque una vez se instaura el mecanismo que permite dejar de respetar cualquier expresión de individualidad ajena, se instala en nuestra mente la base lógica mediante la cual se puede faltar al respeto a cualquier grupo o colectividad formada por individuos “diferentes” a nosotros.
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De ahí surgen todas las expresiones de racismo, clasismo y odio que azotan nuestro mundo.
Resumiendo: la falta de respeto hacia nuestra propia individualidad deriva en una falta de respeto hacia cualquier expresión de individualidad ajena, y esa deriva, a su vez, en una falta de respeto hacia cualquier colectivo, siendo ésta la base de todas las divisiones y conflictos de nuestro mundo, basados en creencias, ideologías o prejuicios de todo tipo.
De lo que se deduce que es la falta de individualismo la que conduce a una sociedad desunida y egoísta.
Las cosas son pues, al revés de como nos las han vendido siempre.
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UNA SOCIEDAD SANA
Una persona con una individualidad fuerte y diferenciada y un gran respeto por sí mismo y su propia libertad siempre será más propensa a sentir curiosidad y atracción por la individualidad ajena.
Y de esa fascinación natural por las expresiones de individualidad diferentes a la propia, surgirán las bases para superar todas las barreras entre etnias, costumbres, razas o creencias; las bases para crear UNA SOCIEDAD SANA, sin prejuicios, recelos, ni barreras, donde reine el respeto y la tolerancia por toda expresión diferente.
Por lo tanto, que nadie se deje engañar más por la mala utilización del lenguaje.
El individualismo es la partícula esencial de la libertad.
Es su átomo, porque toda libertad en el mundo deriva de las diferentes expresiones de libertad individual.
Si hasta ahora has sentido rechazo por expresiones como “Individuo” o “Individualismo”, ya va siendo hora de que te preguntes por qué ha crecido en tu interior una concepción tan errónea de la realidad…